¿Qué haces con tu CUERPO?
¿Conoces tu necesidad? "¡Miserable de mí! ¿quién me librará de este cuerpo de muerte?" (Romanos 7:24).
Nadie puede negar que, por ser hijos de Adán, está en nosotros el querer, pero no el hacer la voluntad de Dios (Ro. 7:18).
He aquí nuestra gran necesidad de Dios, pues sólo es él quien puede producir en nosotros "así el querer como el hacer" (Fil. 2:13).
Para que esto sea así, primero debemos;
a) Poner nuestro cuerpo en servidumbre (1 Co. 9:27). Antes, él mandaba, pero hoy deberá aprender a cumplir las órdenes del Espíritu (Gá. 5:16).
b) Crucificar "la carne con sus pasiones y deseos" (Gá. 5:24) y tener en mente que este es un paso irreversible, para que nunca intentemos proveer "para los deseos de la carne" (Ro. 13:14).
c) Mantenernos "en Cristo Jesús" y andar, no conforme a la carne sino al Espíritu, para así no caer en condenación (Ro. 8:1).
Cuando nosotros damos estos pasos de manera total y conscientes de que son para siempre, entonces Dios hace su obra en nosotros: "Y el mismo Dios de paz os santifique por completo; y todo vuestro ser, espíritu, alma y cuerpo, sea guardado irreprensible para la venida de nuestro Señor Jesucristo" (1 Ts. 5:23).
¿Aceptas tu responsabilidad? "No reine, pues, el pecado en vuestro cuerpo mortal, de modo que lo obedezcáis en sus concupiscencias; ni tampoco presentéis vuestros miembros al pecado como instrumentos de iniquidad, sino presentaos vosotros mismos a Dios como vivos de entre los muertos, y vuestros miembros a Dios como instrumentos de justicia" (Ro. 6:12,13).
Regresemos a lo visto en la meditación de esta mañana. ¿Qué haces con lo que Dios te dio? ¿Para qué o para quién usas lo que te dio para:
a) Vivir?
b) Servir?
c) Formar una familia?
Recuerda esto:
Después de un accidente, nada es igual.
Muchos se lamentan: ¿Por qué, cuando fui joven, no aprendí a…?
Los índices de divorcio y matrimonios infelices van en estrepitoso aumento, ¿sabes por qué?
¿Entiendes las recomendaciones? "No impongas con ligereza las manos a ninguno, ni participes en pecados ajenos. Consérvate puro" (1 T. 5:22). "La doncella tiene cuidado de las cosas del Señor, para ser santa así en cuerpo como en espíritu" (1 Co. 7:34).
a) Imponer las manos es hacerte parte de otros, si son de Cristo, está bien; pero si no, ¿qué te dice Dios? (2 Ti. 2:4)
b) En vez de participar en pecados ajenos, ¿qué debes hacer? (Ef. 5:11)
c) Analiza a la luz de lo dicho en 1 Co. 3:16,17; 6:18,20, la necesidad de conservarse puro, y tener cuidado para ser santo.
¿Por qué se pide?
¿Para qué es necesario?
¿Qué peligro representa el no hacerlo?
PARA QUE LO PIENSES:
¿Qué te enseña el propósito del apóstol Pablo (2 Co. 11:2,3)? ¿Qué pensarías de tu cónyuge (si Dios así lo permite en un mañana) si éste te fue infiel durante el tiempo de tu noviazgo con él? Ésta es la razón de la preocupación del apóstol.
LA LECCIÓN PRÁCTICA DE HOY:
APRENDE A HACER.
Lo que haces, depende de tus convicciones.
Éstas, ¿son claras?, ¿son firmes?, ¿están fundadas en la Palabra de Dios?, ¿están respaldadas por tu fe en las promesas de Dios?