¿Qué haces con tu SALVACIÓN?
¿La gozas? "Porque dice: En tiempo aceptable te he oído, y en día de salvación te he socorrido. He aquí ahora el tiempo aceptable; he aquí ahora el día de salvación" (2 Co. 6:2).No te preguntamos si posees la salvación que Dios te ofrece, sino que si en verdad la gozas.
Para ti, ¿que es gozar de algo? Por ejemplo: una comida, un deporte, una amistad…
Gozarla es:
Si deseas gozar de tu salvación, debes:
a) Reconocer que hay pecado en ti por ser hijo de Adán (Sal. 51:5; 1 Jn. 1:8).
b) Renunciar a la impiedad y a los deseos mundanos (Tit. 2:12).
c) Reafirmar tu fe en el poder de Dios (Ro. 1:16); en el propósito suyo para ti (Ef. 1:4), y en la presencia de Cristo a tu lado (Mt. 28:20).
Haciendo esto ya podrás decir: "Mi alma… se regocijará en su salvación" (Sal. 35:9), o bien, pedir: "Vuélveme el gozo de tu salvación" (Sal. 51:12).
¿La cuidas? "¿Cómo escaparemos nosotros, si descuidamos una salvación tan grande? La cual, habiendo sido anunciada primeramente por el Señor, nos fue confirmada por los que oyeron" (Heb. 2:3).
Tu salvación queda asegurada por:
a) La gracia de Dios (2 Ti. 1:9), y su misericordia (1 Ti. 1:13).
b) La sangre del Señor Jesucristo (Heb. 9:14; 1 P. 1:18,19; 1 Jn. 1:7).
c) Tu fe en Dios (Lc. 7:50).
De estas tres, las dos primeras son seguras, te toca cuidar la tercera: ¡TU FE!
Leemos que: "La fe es por… la palabra de Dios" (Ro. 10:17). Entonces, para cuidar tu fe, debes leer, entender, agradecer y cumplir todo lo que lees en la Biblia.
Estudia y entiende lo que el apóstol Pablo le recomendó a Timoteo (1 Ti. 1:18.19). Recuerda: "La fe sin obras está muerta" (Stg. 2:26).
¿Te ocupas en ella? "Por tanto, amados míos, como siempre habéis obedecido, no como en mi presencia solamente, sino mucho más ahora en mi ausencia, ocupaos en vuestra salvación con temor y temblor" (Fil. 2:12).
Para lograr esto, se te pide:
a) Permanecer en la fe para afrontar las tribulaciones (Hch. 14:22; 1 P. 1:6,7).
b) Progresar en la fe, para no ser sin fruto y para no caer jamás (2 P. 1:5,8,10).
c) Pelear la buena batalla de la fe (1 Ti. 6:12), para ser dignos de la corona de justicia (2 Ti. 4:7,8).
PARA QUE LO PIENSES:
¿Con qué frecuencia lees la Biblia? Al leerla, ¿cuántos cambios positivos se producen en tu vida? Es decir, ¿qué fruto percibe el Señor Jesucristo quien tanto hizo por ti?
LA LECCIÓN PRÁCTICA DE HOY:
APRENDE A VER para que puedas:Detectar el impacto de cada una de tus acciones, en tu propia vida y en la de otros.
Distinguir los resultados que son agradables a Dios y es fruto de tu fe en sus promesas.
Discernir el porqué fueron agradables a Dios, para que las hagas parte integral de tu vida.